¿Sabrías decirme cuál es la diferencia entre un ordenador y cualquier otra máquina? Pues, aunque te parezca mentira, un ordenador es una máquina que es capaz de convertirse en cualquier otra máquina. Déjame que te ponga un ejemplo.
Si compras una lavadora, estará diseñada para hacer una sola cosa, lavar la ropa. Si quisieras que hiciera otra cosa, tendrías que cambiarle sus piezas. Lo mismo pasa con un coche, una televisión o un frigorífico; cada uno está diseñado para hacer una sola cosa.
Un ordenador también hace una sola cosa, pero esa cosa lo cambió todo: es capaz de ejecutar una serie de instrucciones paso a paso. De esta forma podemos hacer que reproduzca música, o muestre un vídeo, o nos permita navegar por Internet. A esta lista de instrucciones se le llama programa, y a las personas que hacen programas se las llama programadoras.
Ada Lovelace fue la primera programadora de la historia. Y no, no me refiero a la primera mujer programadora, me refiero a la primera persona en la historia que escribió un programa informático.
Augusta Ada Byron nació en 1815, siendo hija única de la matemática y astrónoma Anna Isabella Noel Byron (Lady Byron) y del gran poeta inglés George Gordon Byron (Lord Byron). Recibió una buena educación y se relacionó con intelectuales de la época. Conoció al físico Michael Faraday y al escritor Charles Dickens, entre otros. De hecho, sus tutores fueron la científica escocesa Mary Somerville, el físico William King y el matemático Augustus de Morgan. Pero Ada era de salud frágil, sufría de dolores de cabeza continuos y, a los 14 años, el sarampión le dejó paralítica de piernas. Aun así no se desanimó y comenzó a dedicar mucho tiempo a la lectura y a los libros.
Su vida cambió cuando con 18 años conoce al ingeniero Charles Babbage. En aquel entonces, Charles trabajaba en una calculadora mecánica que fuera capaz de realizar cálculos complejos sin la ayuda de un humano. En seguida se hicieron amigos y Ada fue la primera persona que logró ver el potencial de dicha máquina.
El verano anterior, Ada y su madre habían visitado diversas zonas industriales y habían quedado ambas fascinadas por el telar automático de seda de Joseph Marie Jacquard. Ada comenzó a especular con la posibilidad de crear una máquina capaz de realizar tareas de forma autónoma. Aunque poco después se casó con el Conde de Lovelace y tuvo 2 hijos, nunca abandonó sus estudios y siempre continuó su amistad con Babbage. De hecho, fue Ada la que dio a conocer el trabajo de Charles y la que financió el inicio de la construcción de la máquina analítica.
A partir de 1841 se centró en diseñar una serie de instrucciones que permitieran ejecutar cálculos en la máquina de su amigo. Es así como inventa el primer lenguaje de programación y publica en 1843 el primer algoritmo informático en la prestigiosa revista Scientific Memoirs. Aunque, eso sí, con un pseudónimo para evitar que su condición de mujer no le permitiera que la tomaran en serio. De todas formas, el primer programa informático había nacido.
Algunos quisieron relegarla a mera ayudante y transcriptora de Babbage. Pero hoy día se reconoce que la influencia que tuvo sobre el desarrollo de la máquina analítica fue determinante. Charles veía su máquina sólo como una calculadora compleja. Fue Ada la que tuvo la visión de ampliarla y transformarla en una máquina capaz de convertirse en cualquier otra máquina gracias a los programas informáticos.
Por desgracia, sobre 1850, Ada comenzó a pasar por apuros económicos. Y en 1852, contrajo cáncer de útero, muriendo varios meses después. Tenía tan sólo 37 años. Por otro lado, la máquina de Babbage era muy compleja y cara para la época y, aunque los planos estaban completos, no logró construirla en vida.
Eso no quita que Charles logró diseñar el primer hardware y que Ada consiguió definir el primer software. Es por ello que se les considera los progenitores y creadores de la informática que tanto ha revolucionado nuestras vidas. Ellos fueron capaces de ver más allá y de prever las capacidades que se podían alcanzar con sus inventos. Como reconocimiento, uno de los lenguajes de programación más importantes hoy día lleva el nombre de Ada en su honor.
Por cierto, en 1991, el Museo de Ciencias de Londres, siguiendo las instrucciones originales de Babbage, construyó la máquina analítica. Funcionó sin problemas y, cuando ejecutaron el programa escrito por Ada, también funcionó a la perfección.